martes, 5 de octubre de 2010

¿La realidad?

Al nacer todos nacemos desnudos, nuestros ojos miran limpia y naturalmente, sin gafas que lo guíen y enmarquen. Pero todos nada más nacer comenzamos a crearnos nuestras propias lentes a través de las cuales veremos el mundo y, en consecuencia, actuaremos en él. Para crearlas usamos unos materiales, nuestras experiencias vitales. Pero el tipo de gafa, la forma y demás características de ellas no dependen sólo de estos materiales ya que para usarlos y construirlas estamos nosotros. Una vida dura puede hacer que creemos una gafas irrompibles y fuertes o por el contrario una dignas de romper con un simple soplo de aire.


La vida no es más que diferentes gafas inacabadas y en continua construcción por las que se miran, por las que se perciben las diferentes realidades, los diferentes estímulos. Cada persona puede llegar a tener lentes muy diferentes, cada persona puede ver cosas muy dispares, cada uno debido a ellas interpretamos la realidad a nuestra manera.

Así podemos darnos cuenta que no hay una única realidad, hay tantas realidades como seres observen la misma. Así podemos darnos cuenta que cada persona es el fruto de todo lo que ha vivido y de cómo lo ha traducido y asimilado.
Continuamente estamos percibiendo realidades con nuestros sentidos, entre otros, viendo constantemente imágenes y recibiendo sonidos. Cada persona a su vez traduce cada una de estas imágenes gracias a sus lentes de una forma u otra.


Una persona puede ver a un hombre quitarle la bolsa a una mujer que va acompañándolo como un acto de caballerosidad y empatía y otra sin embargo puede verlo como un gesto de discriminación. Una persona puede ver un perro y no prestarle mayor atención y otra puede quedarse analizando su conducta. Alguien puede ver a tres personas besándose en los labios en público y pensar que es un acto obsceno y vergonzoso y otra sentirse contenta porque acaba de ver un acto de valentía y a favor de la libertad sexual. Otra sin embargo puede resultarle indiferente este hecho. Es decir cada persona tiene unas vivencias y una forma de traducir las mismas, que nos hacen ser de una u otra forma de ser, nos hacen ser de una u otra clase de personas y, en consecuencia, marcan nuestra persona, marcan nuestra vida, nuestros actos y nuestro entorno.


Es decir, para bien o para mal, somos esclavos de nuestras vivencias y de nuestra traducción, somos esclavos de nuestras lentes. No nos olvidemos nunca de intentar llevar una gafas lo más acordes a nosotros mismos, no nos olvidemos que somos nosotros quienes las hemos creado con los materiales que nos ha dado la vida, siempre en menor o en mayor medida, maleables.


Creemos unas gafas tales que, sean de mejor o peor materiales, sean feas o bonitas, hayamos sido capaces de hacerlas lo más bellas posible. Unas gafas que cuando por la noche al acostarnos nos la quitemos y la dejemos en la mesita de noche mientras las observemos en el silencio del pensamiento sintamos que estamos muy orgullosos de ellas, sintamos sólo con mirarlas la felicidad plena. Sintamos que son el vivo reflejo de lo que siempre quisimos ser. Sintamos que son NUESTRAS.

1 comentario:

Munani dijo...

Unas gafas mientras más auténticas sean, son mejores :)

Saludos