lunes, 14 de junio de 2010

¿Te atreves?

En esta entrada me gustaría hablarles a cerca del determinismo social y de las virtudes y los defectos de las personas. Quien haya leído o escuchado mi blog sabrá ya a estas altura que me gusta mucho reflexionar acerca del determinismo sociocultural que existe en nuestra cultura. Me encanta ser crítica y preguntarme el porqué de todo, siempre me gusta ir más allá.


Tal y como he comentado en muchas ocasiones la ideología social que nos limita y dirige desde que nacemos o, incuso antes de ello, nos hace ver como inmutables e inamovibles aspectos que no tienen porque ser así, tal y como es el caso de la existencia de las cárceles, de ir contra el trabajo infantil, de pretender que todo el mundo sea independiente y activo, de tener que justificar la prostitución, o de un sinfín de hechos más que damos por válidos y fijos, cuando en realidad no siempre ha de ser así.


Pues bien en esta entrada me gustaría relacionar dicho determinismo sociocultural con las virtudes y defectos de cada persona. Antes de nada diré que debemos de partir de la idea de que lo que se considere virtud o defecto depende altamente de la sociedad en la que nos encontremos inmersos. Actualmente en nuestra cultura el estar gordo tiende a estar mal visto, sin embargo hace cien años era todo lo contrario. O, otro ejemplo más, aquí que un niño trabaje está incluso penado por ley, sin embargo, en determinados países sud y centroamericanos, por ejemplo, está bien visto.


Comenzaré diciendo que en esta cultura los aspectos positivos con respecto a los negativos están infravalorados. Por ejemplo si una persona hace mil gestos positivos hacía nosotros y realiza simplemente 2 ó 3 negativos ya es condenada moralmente por ello. Ésto considero que es un aspecto digno de reflexionar, ya que influye mucho en las relaciones sociales y considero que es muy injusto e inmoral, ya que prioriza lo negativo a lo positivo. Considero muy importante valorar todos y cada uno de los actos diarios positivos que realizan por nosotros y no olvidarlos creyendo que es una obligación, que es lo natural y punto.


Pues bien, centrándonos ya de lleno en el tema que me gustaría abordar diré que ésto va más allá, ya que nuestra cultura se centra en muchas más cosas en los aspectos negativos. Queremos aquí destacar como se centra en la humildad, y en valorar más a los otros que a nosotros mismos. Por ejemplo, si una persona dice que se considera muy guapa e inteligente, tiende a ser vista de forma negativa, a ser considerada pedante y se piensa que ella se considera superior al resto de los mortales, todo esto considero que tiende a estar producido, sobre todo, por la envidia, socioculturalmente adquirida. Sin embargo si esta persona dice que se considera muy fea y torpe, seguro que tiene una mayor aceptación social, movida en este caso, mayormente, por la pena y compasión, que sitúa al observador en una posición de superioridad, que tanto nos gusta.


De esta forma conseguimos otorgar una posición de superioridad a nuestros aspectos negativos y de inferioridad a los aspectos positivos. Yo apuesto, sin embargo, por ser justos con nuestras cualidades y reconocer nuestras virtudes, al igual que nuestros defectos.


Esta tendencia social es determinante e influyente en muchas facetas de la vida. Esta predominancia de la humildad y este tirar por tierra del amor propio acaba influyendo y determinando la dinámica social. Esto conlleva a valorar más a los otros que a nosotros mismos, ya que el reconocer las virtudes de los demás si está bien visto, pero las mías propias no. Con lleva a ver el egoísmo como un defecto y a basarnos en la humildad. Con lleva a hacer actos por los demás que no haríamos por nosotros mismos y, en definitiva, conlleva a una falsa e hipócrita moral que entierra el querernos y el valorarnos.


Todo esto afecta directamente a nuestra profesión ya que nos encontramos inmersos en un sistema en el cual al tratar a nuestro usuario vamos a tener bastante difícil potenciar sus virtudes y vamos a inconscientemente y dejándonos llevar por la moda actual, a centrarnos en los aspectos negativos de nuestro usuario.


Yo no apuesto por fijarnos sólo en lo positivo, ni mucho menos, ya que lo negativo también tiende a influir en la persona, pero sí que apuesto por fijarnos en las dos cosas, optando así por una postura realista que nos lleve a ver la realidad con la mayor claridad posible y en consecuencia poder actuar de una forma más eficaz en base a la misma.


No obstante considero que ésto puede y debe ir más allá de lo estrictamente profesional y llevarlo a cabo en nuestro día a día. Señores, no es malo decirnos lo guapos o inteligentes que somos, ni mucho menos pensar en nosotros mismos antes que en los demás. Yo me quiero ¿y tu? ¿te quieres? ¡Atrévete a quererte!

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