Atada

"Está atada de pies y manos. Pero no hay cadenas. Intenta desatarse, se zamarrea con la poca fuerza que le queda pero es en vano. Lo vuelve a intentar fieramente, pero sigue sin poder. Su piel es blanca, su cara es fina, joven y triste.  Sus ojos inspiran desesperación y cansancio. Ella inspira debilidad. Da un grito ahogado, ¿no lo oyes?, siéntelo, es un grito desgarrador, de esos que estremece con sólo oírlo. Cae al suelo. No puede más. No es capaz ni de pensar. Sabe que tiene muchas cosas por las que ser feliz. Pero no puede, no es capaz. Siente un nudo en el pecho que le impide respirar, los vómitos y los dolores hacen de sus nervios una realidad y de su vida un infierno.  Se toca su suave piel, está mojada. Se eriza su piel. Sus lágrimas casi no tienen fuerzas ya para salir. Ha mirado por todos los rincones, ha intentado abrir muchas puertas, pero todo sigue igual. Sus manos y sus pies siguen atados. Su corazón sigue bombeando tan fuerte que impide que su respiración pueda existir. Sabe que todo es mental. Pero su mente ya no puede más. Es un saco de huesos y carne en un mundo en el que no tiene cabida. Es una pieza de este puzle que no encaja, ni en la forma, ni el tamaño, ni en el color, ni en nada. Siente como su vida no tiene sentido, siente como todo se acaba. Sus brazos caen lánguidos, su cabeza los acompaña. Su pelo negro cae sobre el suelo. Parece inerte, sin vida. Su mente ha parado su cuerpo, ha caído desplomada. Una vida llena de dolor, en la que la alegría no ha faltado, pero una vida, al fin y al cabo, que ella no podía soportar." ibáñez Terrer; María Jesús.

Hoy mi entrada va dedicada a las personas con depresión. A las personas que sufren una enfermedad fantasma y olvidada, una enfermedad menospreciada e infravalorada. Una enfermedad. Una enfermedadd que la sociedad no acaba de ver como tal. Hoy va por ellas, por sus personas cercanas, y por todos, porque abrir un poco la mente y entender esta enfermedad viene bien para todos, ya que todos al fin y al cabo formamos esta sociedad.