sábado, 13 de noviembre de 2010

Libertad.

Los niños. Los niños o aquellas personas con la capacidad mental típica de éstos. Me impacta y acongoja ver lo maleables que tienden a ser.

Cada día me doy más cuenta de lo influenciable que son y de la responsabilidad que tenemos aquellos que somos susceptibles de influenciarles. Es decir, en mayor o menor medida, prácticamente todo el mundo.
Me doy cuenta de la gran repercusión que posee la educación. La señora educación. Y, por tanto, de lo importante que es. Prácticamente todos, en mayor o en menor medida, somos influenciables, pero generalmente, esto es mucho más intenso cuando hablamos de un niño o de una personas con capacidades mentales similares en ese sentido.
Metafóricamente es como si nos encontrásemos ante un material maleable cuya forma a adoptar va a depender en gran parte de nuestros actos con ella. Esto me produce alegría ya que deja abierta una posibilidad para intentar concienciar y crear un mundo futuro más parecido a lo que me gustaría que fuera. Sí, un mundo ideal, un mundo en el que reine el respeto, la tolerancia y la libertad. Un mundo en el que todos tengamos los mismos derechos y oportunidades y seamos respetados socialmente, sea cual sea nuestro físico, nuestros ideales, nuestros gustos sexuales y/o amorosos, nuestra identidad de género, nuestro barrio, nuestro patrimonio económico, nuestro estilo de vida,  nuestra profesión, o, entre otros, nuestra forma de vestir.  
Pero esto también me crea un sentimiento de miedo. Un sentimiento que me pone los vellos de punta. Esta maleabilidad hace que cobre una gran importancia la educación. Y por tanto los educadores. Y al decir educadores no me refiero sólo a profesionales, sino que me refiero tanto a amigos, como padres, madres, tutores, profesionales de la educación, medios de comunicación, personas conocidas de los educandos, personas desconocidos que simplemente nos cruzamos por la calle, y, así, infinitos actores más.  
Me produce ese sentimiento de acongojo ya que la responsabilidad inunda esta idea. Educar posee una gran responsabilidad.

Con respecto a la educación diré que estoy plenamente  convencida de que educar no se trata de adoctrinar ni de trazar el sendero por el que ha de caminar el educando. Sino que se trata de dar las herramientas para que él mismo trace su propio camino. Es decir, educar es formar en libertad. La señora libertad. Hasta ahí todo muy bonito e ideal. Y quiero suponer que gran parte de mis lectores estaréis de acuerdo. 
Se supone que debemos  educar en libertad. Sí, ya lo he escrito,  en libertad. Educar en libertad. Pero, ¿hasta que punto en la práctica es esto real? Pensémoslo por un momento.

Yo te educo en libertad, pero te educo para que seas respetuoso, para que seas tolerante y para qué, cómo no, respetes la libertad.  
Yo te educo en libertad, pero te digo y te explico razonadamente que la palabra puta, maricón, bollera o  negro no es un insulto, y que no es malo ser ninguna de estas cosas, te digo que los minusválidos físicos o psicológicos pueden aportar muchas cosas a la sociedad, te digo que debes dejarle tus cosas a tus compañeros, te digo que debes hacer tus deberes y que, por supuesto, debes respetar unas normas sociales para la convivencia, tal y como ser solidario y buena persona.  Te lo digo, te explico el por qué y, eso sí, te recalco tu libertad de acción.
Yo te educo en libertad, pero cuando me comentas que tu amigo te ha dicho que los negros son de una raza inferior te informo que no, que las razas son diferentes pero no por ello superiores o inferiores. Te digo que tu allá con tus pensamientos, pero te defiendo este discurso como válido. 

Yo te educo en libertad, pero te educo para que seas respetuoso, para que seas tolerante y para qué, cómo no, respetes la libertad.  

Yo te educo en libertad, sí, yo te educo en libertad. Yo te educo bajo MÍ libertad.

1 comentario:

davichini dijo...

Hola María Jesús! te devuelvo la visita. Siempre he pensado que la educación empieza en casa y por uno mismo, somos lo que nos enseñan en casa, todos podemos ser mejores personas y crecer si nos escuchamos y depende del ámbito en el que crezcamos y nos relacionemos.

Me gustaría pensar que en un futuro, el coacher cobrará importancia y ayudará a las personas a entenderse y crecer interiormente, y que sean capaces de ver que hay mucho potencial dentro, sólo hay que ser consciente y trabajar.

Besazos!!!